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domingo, 9 de noviembre de 2008

Sobre los spots y las imágenes

Como hemos comentado en múltiples clases, hoy en día la política no se puede entender sin las imágenes mediáticas. Para bien y para mal son un ingrediente ineludible de la estrategias político-electorales. En este contexto, un excelente sitio donde pueden encontrar todos los spots de las campañas presidenciales de Estados Unidos desde 1952 es The Living Room Candidate, el cual es uno de los proyectos del excelente Museum of the Moving Image. Asimismo, Errol Morris en su blog Zoom hace un recuento histórico de la evolución de los spots políticos estadounidenses, diseccionado el tipo de fibras sensibles a las que se han dirigido a lo largo del tiempo. Finalmente, también de Errol Morris, encuentro un interesante proyecto de entrevistas a aquellos votantes ni enteramente republicanos ni decididamente demócratas que votaron por Barack Obama: People in the Middle for Obama.

jueves, 16 de octubre de 2008

Leibovitz

La National Portrait Gallery abre una excelente exposición de la fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz, cuya reputación proviene de sus excelentes retratos de personajes famosos -tal es el caso de la ya clásica fotografía de Demi Moore desnuda y embarazada. Esta exposición, sin embargo, se trata de una collage compuesto de estampas de sus familiares, amigos e hijos. Vale visitar este pequeño portafolio de retratos. La silueta en esta fotografía es de la mujer quien fuera su pareja durante varios años: Susan Sontag.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Algo sobre las estampas del narcotráfico

Se ha insertado en la rutina informativa un ingrediente inevitable: los saldos de estupefacientes. Hoy, quien abra un periódico o vea un noticiero no puede escapar de su dosis de mutilados, degollados, cuerpos apilados. La sangre que escurre de las diversas batallas que giran alrededor del tráfico de sustancias ilícitas colorea las pantallas y planas de nuestros medios informativos. El problema simplemente adquirió tal dimensión, que es imposible que escape del ojo de los medios de comunicación.

Mas este mismo protagonismo iconográfico de la guerra contra (y del) narcotráfico en los medios del país, exige una reflexión profunda respecto la utilidad social de tales estampas. Es cierto que el desfile de éstas son en buena medida un reflejo del reto que actualmente enfrenta el Estado mexicano: recuperar su función medular como organización estatal, el monopolio de la fuerza pública. Sin embargo, la misma complejidad y lejana solución del acertijo plantea una serie de preguntas ineludibles: ¿Cuál es la utilidad informativa de este tipo de imágenes? ¿Es necesaria su inclusión para efectivamente cubrir la realidad de tráfico de estupefacientes? ¿Estos álbumes fotográficos encapsulan cada uno de los matices y facetas del problema? ¿Cuál es la fuerza simbólica que los medios buscan proyectar a la sociedad con estos retratos? Veamos.

Las fotografías que han circulado hasta ahora sobre el tráfico de enervantes pueden ciertamente cumplir con una relevante función social: develarle a la sociedad la magnitud de la dificultad. Esbozarle el panorama con que está lidiando el Estado; las consecuencias extremas de un fenómeno social que hace de la violencia un elemento consustancial. En este contexto, la utilidad de las imágenes consiste en presentar la realidad sin eufemismos: la guerra del narcotráfico destripa, desgarra, decapita, desmembra… Estos retratos buscan sacudir y concientizar al espectador. Pero, ¿por cuánto tiempo? Sabemos, con Susan Sontag, que uno de los riesgos de la reiteración de este tipo de estampas es que la conmoción no es perenne, tiene caducidad. La avalancha cuantitativa de asesinatos, junto con sus correspondientes fotografías, se traduce en una amenaza no menor: diluir lo que identifica a la gente como individuos e, inclusive, como seres humanos. Las muertes como meras imágenes. Y contempladas entre comerciales de shampoo.

Otro problema de retratar en tales términos el fenómeno del tráfico de enervantes alude al proceso mismo de capturar imágenes: fotografiar es enmarcar y enmarcar es excluir. Esto significa que las fotografías, por definición, son un recurso que compactan la realidad y omiten elementos que la dibujan con nitidez. ¿Acaso el fiel retrato de la guerra contra el narcotráfico se reduce a trozos de carne? ¿Dónde están las estampas de los empresarios que lavan dinero, de los financieros que diseñan sofisticados esquemas para mover dinero ilícito alrededor del mundo, de los funcionarios públicos partícipes del negocio, de los agricultores de las drogas, de la descomposición social que sufre la sociedad? Fotografiar el narcotráfico efectivamente implica encapsular sus charcos de sangre, pero ésta es apenas una de las imágenes que componen el complejo collage que representa.
Sobra subrayar que las respuestas a estas y otras interrogantes no son sencillas ni inequívocas, se trata de temas que no se pueden zanjar de manera definitiva, pero cuya discusión tampoco se debe soslayar. Y, por ello, aguijonear el debate es ya un buen inicio.
Imágenes del crimen organizado
Saúl López Noriega
Revista Vértigo
Octubre 2008

domingo, 5 de octubre de 2008

Rembrandt

También El País ofrece un análisis de la obra del pintor Rembrandt en cuanto a su enorme capacidad para encapsular episodios históricos. Valdría, para los interesados, conseguir la fantástica serie de Simon Schama: Power of the art. Otra fuente indispensable para hurgar en los diferentes usos de las imágenes es el libro del historiador del arte E. H. Gombrich: Los usos de las imágenes. Estudios sobre la función social del arte y la comunicación visual. Un agudo y ameno recorrido desde las pinturas rupestres hasta las estampas de marcadotecnia modernas pasando por las pinturas y artistas clásicos.

El soldado caído, de Robert Capa

En alguna de las clases, comentamos la reflexión de Susan Sontag respecto la potencia simbólica de las fotografías: "son como citas". Contrario a una retahíla de argumentos, las imágenes se graban en nuestras cabezas de manera contundente. Y de ahí su enorme poder de seducción. Encuentro en el periódico El País un excelente reportaje sobre la fotografía más famosa de Robert Capa (confundador de la legendaria agencia Magnum): El soldado caído.
El 5 de septiembre de 1936, un mes y medio después de que comenzara la Guerra Civil, un miliciano anarquista de 25 años, algo bravucón, murió en un cerrillo cordobés de un balazo disparado por un francotirador marroquí. A muy pocos metros, metido en una trinchera, un fotógrafo húngaro de 23 años que nació con un dedo meñique de más, simpático, mujeriego y valiente, disparaba su cámara en el mismo segundo, apuntando al mismo soldado. El miliciano, Federico Borrell, murió en el aire; el fotógrafo, Robert Capa, se escondió en la trinchera sin saber que acababa de hacer la foto más famosa de la Guerra Civil y se volvió a levantar poco después para, jugándose el pellejo, retratar a otro anarquista que también moriría en el mismo sitio un minuto después.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Más sobre propaganda

El día de ayer en el periódico Reforma, se publicaron dos artículos bastante buenos sobre propaganda y opinión. Uno de Juan Pardinas y el otro de Gabriel Zaid. Pardinas analiza la estrategia propagandística del gobierno federal frente al narcotráfico:
Esta propaganda oficial en medios electrónicos es una patología singular del gobierno mexicano. No conozco ninguna otra democracia en el mundo donde la autoridad tenga su propia pauta comercial. En Estados Unidos, la Casa Blanca o el Pentágono no anuncian sus victorias contra el terrorismo junto a la propaganda de un champú anticaspa. El gobierno de Estados Unidos también trata de ganar la guerra en el frente mediático, pero con un arma distinta: la información. Por medio de conferencias de prensa cotidianas, datos sólidos y algunas verdades a medias, Washington intenta construir su propia narrativa sobre los conflictos bélicos en el Medio Oriente.
El gobierno mexicano confunde la propaganda con la rendición de cuentas. En la guerra contra el narco hay muchos cadáveres y muy poca información. ¿Quiénes son los más de 3 mil ejecutados del 2008? ¿Cómo están relacionados entre sí? Muchas veces ni siquiera se proporcionan los nombres de los fallecidos. Sin información es imposible determinar los avances o retrocesos en la lucha contra el crimen organizado. En las guerras tradicionales, el éxito militar se medía por el avance y el control territorial de los ejércitos. En Iraq, las fuerzas armadas gringas miden sus resultados en función del incremento o disminución de los ataques terroristas. En México no tenemos una métrica clara para determinar la diferencia entre la victoria y el fracaso. El gobierno sostiene que el incremento en la violencia es una consecuencia de la eficacia de su estrategia. Puede ser que el presidente Calderón y su gabinete de seguridad tengan razón, pero en la situación actual del país esa explicación parece absurda. Sólo los verdugos y las agencias funerarias miden su éxito con base en el número de muertos.
Gabriel Zaid, por su parte, aborda el tema de la reciente prohibición constitucional a particulares de comprar publicidad mediática durante los procesos electorales. Este tema, por cierto, será resuelto por la Suprema Corte en esta semana. Valdría que siguieran los principales argumentos que ofrezcan los ministros para apuntalar su decisión. Dice Zaid:
Paradójicamente, en vez de combatir ese derroche, algunos empresarios abogan por aumentarlo con su propio dinero. Alegan que prohibir el gasto privado en propaganda electoral restringe la libertad de expresión. No ven el problema de abrir la puerta a los narcos y otros millonarios del crimen, que gastan en propaganda para que lleguen al poder los candidatos que protejan sus negocios.
Pero, además, confunden opinión y propaganda. La esencia de la propaganda es la repetición. Opinar en una reunión, en un escrito, en una entrevista, en un debate, no es producir un comercial que se cuelgue en todos los postes y se repita mañana, tarde y noche en todas las estaciones de radio y televisión. Una cosa es opinar libremente, con la amplitud necesaria para expresar un punto de vista, y otra bombardear con mensajes breves y repetitivos. Una simple opinión puede tener la fuerza de un argumento convincente, pero no la fuerza de la repetición que entroniza unas cuantas palabras. Una opinión repetida mil veces no es una simple opinión.
La libertad de bombardeo (incluso comercial) debe estar reglamentada, sobre todo en las calles y en la televisión. No debe confundirse con la libertad de expresión. En la confrontación de ideas y de personas en un debate, gana el que convence. En el bombardeo, gana la repetición. La confrontación degenera en guerra de presupuestos, y abre la puerta al dinero del crimen.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Imagen, arte y guerra

El suplemento Babelia del periódico El País publica un interesante recorrido histórico de la relación entre el arte, la imagen y la guerra. Desde el arte de la guerra como exaltación de nacionalismos y heroísmos, pasando por el punto de inflexión que representó los Desastres de la Guerra de Goya -primera vez que se presenta a la guerra sin la clave épica-, hasta la propaganda e imágenes mediáticas. Aquí un fragmento del reportaje:
La guerra acompaña a la humanidad desde siempre. No por ello deja de ser una experiencia extrema. Del mismo modo que hace saltar las costuras de la sociedad y que pone al límite a las personas, también hace saltar las costuras del arte y le enfrenta con los mayores interrogantes. Los dos ejemplos anteriores contienen presunciones que afectan a la esencia del arte. Primera: el arte y la belleza no son incompatibles con el mal. Segunda: el arte no es garantía de verdad ni de conocimiento, puede ser un instrumento de ocultación. Cuestiones que en situación de guerra adquieren toda su radicalidad. Por eso es tan compleja la relación entre la guerra y el arte.

Durante la mayor parte de la historia, el arte de guerra ha sido de conmemoración, de exaltación, de mitificación. Un arte fundamentalmente político, alejado de la cruda realidad del combate, que trataba de atemperar u ocultar la dura experiencia de la guerra con la exaltación de los héroes, la magnificación de las victorias, la consagración de reyes y emperadores, el enaltecimiento de las patrias. Aunque a partir del Renacimiento empieza a abrirse el ojo crítico, hay coincidencia en señalar a los Desastres de la guerra de Goya, creados entre 1810 y 1816, como una de las primeras representaciones de la guerra que abandona la clave de lo heroico. Y sólo en el siglo XX, con las guerras de masas, empezarían a adquirir verdadero protagonismo el soldado raso, el ciudadano anónimo y las víctimas civiles. De modo que, en cierto sentido, el arte de la guerra es un arte propio del siglo XX, que no en vano ha sido uno de los siglos más sangrientos de la historia y que ha visto además cómo las víctimas civiles de los conflictos bélicos crecían exponencialmente al tiempo que disminuían las víctimas uniformadas. Y, sin embargo, costará mucho que la crueldad y la sordidez del campo de batalla encuentren expresión por la vía del arte.

Con los ciudadanos, llegan a la guerra los medios de comunicación de masas. La representación de la guerra ya no es monopolio de pintores y escultores, entran en escena sucesivamente la fotografía, el cine y todo el aparato audiovisual. La imagen adquiere toda su potencialidad. El protagonismo de los géneros periodísticos será fundamental. Las imágenes de la guerra llegarán directamente a la sala de estar de los ciudadanos. El caso de la guerra de Vietnam marca un antes y un después, porque los efectos devastadores en la opinión pública de las imágenes del campo de batalla hicieron que la derrota de Estados Unidos no fuera sólo militar sino moral. El poder de la imagen -reforzado por la posibilidad de su reproducción indefinida- y su penetración en el interior del espacio privado del interior de las viviendas son una doble novedad del siglo XX que incidirá de modo decisivo en la relación entre arte y guerra. El proceso es complejo: si en un principio las imágenes generan indignación moral y rechazo de la guerra, la multiplicación de las mismas conduce a menudo a su banalización. Y al mismo tiempo, la insaciabilidad del consumo de masas induce a una escalada que Michela Marzano ha llamado horror-espectáculo, que hace difícil la distinción entre realidad y ficción.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Espada entrevista a Sontag

Encuentro la entrevista (que les había prometido) de Arcadi Espada a Susan Sontag, a propósito de la presentación en Madrid de uno de los últimos libros de la escritora neoyorquina: Ante el dolor de los demás. En el cual aborda, entre otros temas, la relación entre las fotografías de guerra y la concientización de la sociedad de los males que implica ésta. El libro, tanto en su edición en inglés como en español, no pudo tener una mejor portada: uno de los grabados de la serie Desastres de la guerra, de Francisco de Goya. Aquí un fragmento de la entrevista:


AE: Usted suele hablar bien del periodismo. Más allá de sus simulacros, ¿cree que el periodismo nos ha hecho más solidarios al extender el dolor de los demás?
SS: Todo en el siglo veinte ha sido un arma de doble filo. También el periodismo. Es verdad que nos ha permitido saber de los otros, de sus tragedias y de sus necesidades. Pero también ha contribuido a una globalización cultural y moral que en buena parte está asentada sobre premisas falsas. El periodismo ha llenado nuestra vida de imágenes falsas. Es verdad: tenemos una idea de lo que pasa en el mundo como nunca nadie la tuvo antes. Pero a veces esa idea es demasiado nominal. Y se mezcla con la propaganda. Ya ve usted que voy de un extremo a otro. De un filo a otro. Aunque quizá lo peor de esta propaganda diseminada por el periodismo sea este mensaje: "Esto es lo que hay en el mundo, ahora ya lo conoces, pero poco puedes hacer para cambiarlo". Esta impotencia. Este aviso de que el conocimiento de las cosas no se transforma en una energía para cambiarlas. La posibilidad, incluso, de que tanto y tan variado conocimiento llegue a aturdirnos y a reforzar la impresión de que el cambio es más complejo de lo que es en realidad. Porque luego es cierto que observadas las cosas de cerca, una a una, no parecen tan complejas.
AE: Sí, la saturación, el agobio mediático.
SS: Y la posibilidad de que los horrores puedan acabar convirtiéndose en un espectáculo. Yo defiendo el periodismo. Soy una gran defensora del periodismo. Viví en Sarajevo al lado de los periodistas. Comprobé cómo trabajan. Puedo decir que la mayoría de ellos son gente honrada. Y, sobre todo, no son gente endurecida, como quiere el tópico, sino que tratan de contribuir con su trabajo a la mejora de las condiciones de vida generales. Cuando la gente habla de la corrupción del periodismo hay que mirar en muchas direcciones. También en la dirección de los propietarios de los periódicos. O sea que, en este sentido, Baudrillard y demás podrían tener su parte de razón, cuando sugieren que debido a esta corrupción el común de los hombres se vería en dificultades crecientes para distinguir entre las imágenes y la realidad. Pero esa visión siempre sugiere un menosprecio de lo real, y del que sufre lo real, falso: aun hipnotizada, drogada, la gente no pierde el sentido de lo real.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Leni Riefenstahl


La clase pasada vimos algunos fragmentos del documental El triunfo de la voluntad de la cineasta Leni Riefenstahl. Se trata de una joya cinematográfica, de una excelente pieza propagandística y de una estampa perfecta del repugnante discurso nazi. Encuentro un viejo texto de Susan Sontag sobre esta cineasta y su obra para el régimen Nazi: Fascinating Fascism, publicado en The New York Review of Books en 1975. Más de treinta años después, Ian Buruma entrega a esa misma revista otro excelente análisis de la vida y obra de la cineasta nazi: Fascinating Narcissism -por cierto, Ian Buruma es autor del excelente libro Murder in Amsterdam: The Death of Theo Van Gogh and the Limits of Tolerance, donde a partir del asesinato de Theo Van Gogh (sobrino-nieto del pintor) por un fundamentalista islámico analiza el problema de la migración islámica en Europa. Si alguien se interesa más por la vida de Hitler les recomiendo ampliamente la biografía de Ian Kershaw, uno de los especialistas más serios en el tema y asesor de la película La caída.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Taryn Simon

Aquí el Website de la excelente fotógrafa Taryn Simon

lunes, 1 de septiembre de 2008

Convenciones mediatizadas

En los últimos días, Leo Zuckerman ha dado cuenta en su columna en el diario El Universal de la Convención del Partido Demócrata celebrada la semana pasada en Denver, USA. Hoy, nos ofrece algunas estampas respecto la mediatización de las convenciones partidistas estadounidenses:
Las convenciones son un gran espectáculo. Todo está diseñado para que salga bien en la televisión. Más que hablarle a la asamblea, los que toman la palabra le hablan a las cámaras. Los discursos están cuidadosamente diseñados para eso. Cuando algún político va a usar una frasecita pegajosa, en el auditorio entregan letreros con esa misma frasecita para que los agiten los presentes. El resultado es una toma perfecta para la televisión: el político que dice algo y la gente que “espontáneamente” le celebra la ocurrencia con letreros que dicen lo mismo.

No me sorprendería que el productor de este gran espectáculo fuera alguien relacionado con la industria del cine o de la televisión. Un jugador de Hollywood. Porque todo, absolutamente todo, está cuidado. Hasta el mínimo detalle. Desde cómo están sentadas las delegaciones hasta la música que toca la banda entre un discurso y otro. Desde quién presenta a los invitados estrella de la noche hasta los videos melosos que los anuncian. No hay un cabo suelto.

[...]

En este país los políticos saben del gran poder que tiene la televisión en el electorado. Y lo que tratan es de atraer la atención televisiva para lograr mejores coberturas. Por eso cuidan hasta el mínimo detalle en los discursos, videos, música, vestuarios y escenografía. Por eso procuran que haya drama que incremente los índices de audiencia. Aquí los políticos, en lugar de quejarse sobre la televisión, la
cortejan. La buscan. La miman. Montan un gran espectáculo para la pantalla chica. Porque, a final del día, en este mundo mediático de hoy, la política compite con los deportes, las telenovelas, las series y los grandes artistas. Si la política es aburrida, nadie la ve. Hay que hacerla interesante para que la gente se acerque a verla. Así es el público. Así es el electorado. Aquí en Estados Unidos no se lamentan de esta realidad. La asumen.

martes, 26 de agosto de 2008

Imágenes y política

La convención del partido democrática (Denver, USA), que concluye este jueves con un esperado discurso de Obama, está resultando un excelente ejemplo de lo que discutimos la clase pasada: la enorme relevancia de la imagen y personalidad que proyecta un candidato a un puesto de elección popular. Ayer fue el turno de Michelle Obama de presentar un cuadro familiar y patriótico, hoy se espera que Hillary ofrezca la estampa de la unidad. Aquí algunos subrayados y links:
  • "Michelle, la exitosa abogada de Chicago de 44 años que podría convertirse en la próxima primera dama de EE UU, ha ofrecido una cuidada y humana presentación del candidato y ha tratado de reforzar su imagen de cercanía. En el discurso, ha recordado el día que su marido la llevó a casa tras haber dado a luz a su primera hija, decidido a darle lo que él no había tenido: el amor de un padre." El País, 26/08/2008 (el subrayado es mío).
  • "En el día inaugural de la convención, los oradores buscaron presentar a Obama a los estadounidenses y familiarizarlos con su historia de vida, como hijo de un padre negro de Kenia y una madre blanca de Kansas. Fue criado en Hawái e Indonesia y luego de la universidad trabajó como organizador comunitario en Chicago."Fue criado por abuelos que eran gente de clase trabajadora al igual que mis padres, y por una madre soltera que luchaba por pagar las cuentas al igual que nosotros", indicó la esposa de Obama, Michelle, quien cerró la sesión de la noche inaugural." Reforma, 26/08/2008 (el subrayado es mío).
  • "La elección del 2008 dio un giro inesperado. Se encaminaba a ser una fulminante condena al pasado inmediato y se convirtió en una elección sobre un personaje insólito: Barack Obama. El vuelco ha sido infortunado para las ambiciones demócratas que tendría el camino más despejado si la personalidad del abanderado no fuera el eje de la campaña. La intensidad expresiva de su candidatura lo convierte en el imán indiscutible de la campaña. El hecho es que una campaña que podría haber sido una embestida contra el mandato de George W. Bush está resultando una obsesiva investigación en la psicología, la genética y la teología de Barack Obama. El resultado de esa detenida observación es ambiguo: muchos ven en él al personaje que encarna el cambio, mientras otros encuentran razones para dudar o para temer. La identidad del candidato está en el centro del debate. ¿Quién es? ¿De dónde viene? ¿Cuál es la cepa de su lealtad? El debate que vagamente (y renuentemente) se entabla aborda la raza y la raíz: el color y la nacionalidad." El Blog de Jesús Silva-Herzog Márquez, 26/08/2008 (el subrayado es mío).
  • "Senator Edward M. Kennedy, struggling with brain cancer, arrived on Monday night at the Democratic National Convention in a triumphant appearance that evoked 50 years of party history as Democrats gathered to nominate Senator Barack Obama for president. Mr. Kennedy’s appearance wiped away, at least for the evening, some of the tension that continued to plague the party in the wake of the primary fight between Mr. Obama and Senator Hillary Rodham Clinton. It also represented an effort by the Obama campaign to claim the Kennedy mantle, and it set the stage for the second part of what was designed to be an emotionally powerful two-act evening: an appearance later by Michelle Obama, who began a weeklong effort to present her husband — and his entire family — as embodiments of the American dream." The New York Times, 26/08/2008 (el subrayado es mío).

Hace algunas semanas el editorialista del The New York Times, David Brooks esbozó una explicación de por qué Obama no ha logrado obtener una ventaja contudente frente a McCain: se ha insertado en el electorado la imagen de Obama como desarraigado. Hoy, nuevamente David Brooks aborda el tema de la imagen y analiza los errores de los asesores de Obama al respecto.