lunes, 1 de septiembre de 2008

Convenciones mediatizadas

En los últimos días, Leo Zuckerman ha dado cuenta en su columna en el diario El Universal de la Convención del Partido Demócrata celebrada la semana pasada en Denver, USA. Hoy, nos ofrece algunas estampas respecto la mediatización de las convenciones partidistas estadounidenses:
Las convenciones son un gran espectáculo. Todo está diseñado para que salga bien en la televisión. Más que hablarle a la asamblea, los que toman la palabra le hablan a las cámaras. Los discursos están cuidadosamente diseñados para eso. Cuando algún político va a usar una frasecita pegajosa, en el auditorio entregan letreros con esa misma frasecita para que los agiten los presentes. El resultado es una toma perfecta para la televisión: el político que dice algo y la gente que “espontáneamente” le celebra la ocurrencia con letreros que dicen lo mismo.

No me sorprendería que el productor de este gran espectáculo fuera alguien relacionado con la industria del cine o de la televisión. Un jugador de Hollywood. Porque todo, absolutamente todo, está cuidado. Hasta el mínimo detalle. Desde cómo están sentadas las delegaciones hasta la música que toca la banda entre un discurso y otro. Desde quién presenta a los invitados estrella de la noche hasta los videos melosos que los anuncian. No hay un cabo suelto.

[...]

En este país los políticos saben del gran poder que tiene la televisión en el electorado. Y lo que tratan es de atraer la atención televisiva para lograr mejores coberturas. Por eso cuidan hasta el mínimo detalle en los discursos, videos, música, vestuarios y escenografía. Por eso procuran que haya drama que incremente los índices de audiencia. Aquí los políticos, en lugar de quejarse sobre la televisión, la
cortejan. La buscan. La miman. Montan un gran espectáculo para la pantalla chica. Porque, a final del día, en este mundo mediático de hoy, la política compite con los deportes, las telenovelas, las series y los grandes artistas. Si la política es aburrida, nadie la ve. Hay que hacerla interesante para que la gente se acerque a verla. Así es el público. Así es el electorado. Aquí en Estados Unidos no se lamentan de esta realidad. La asumen.

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