domingo, 5 de octubre de 2008

El soldado caído, de Robert Capa

En alguna de las clases, comentamos la reflexión de Susan Sontag respecto la potencia simbólica de las fotografías: "son como citas". Contrario a una retahíla de argumentos, las imágenes se graban en nuestras cabezas de manera contundente. Y de ahí su enorme poder de seducción. Encuentro en el periódico El País un excelente reportaje sobre la fotografía más famosa de Robert Capa (confundador de la legendaria agencia Magnum): El soldado caído.
El 5 de septiembre de 1936, un mes y medio después de que comenzara la Guerra Civil, un miliciano anarquista de 25 años, algo bravucón, murió en un cerrillo cordobés de un balazo disparado por un francotirador marroquí. A muy pocos metros, metido en una trinchera, un fotógrafo húngaro de 23 años que nació con un dedo meñique de más, simpático, mujeriego y valiente, disparaba su cámara en el mismo segundo, apuntando al mismo soldado. El miliciano, Federico Borrell, murió en el aire; el fotógrafo, Robert Capa, se escondió en la trinchera sin saber que acababa de hacer la foto más famosa de la Guerra Civil y se volvió a levantar poco después para, jugándose el pellejo, retratar a otro anarquista que también moriría en el mismo sitio un minuto después.

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