Para la clase del miércoles 3 de octubre, sólo tienen que leer la lectura de Stephen Holmes: Liberal constrains on private power?: reflections on the origins and rationale of access regulation; cuya traducción recién fue publicada por Isonomía. Yo les comentaré el texto de Owen Fiss.
domingo, 30 de septiembre de 2007
Lecturas próxima semana...
sábado, 29 de septiembre de 2007
Héctor Aguilar Camín
martes, 25 de septiembre de 2007
Más sobre la manipulación del lenguaje
Saúl López Noriega
Octavio Paz veía el fundamento de nuestras sociedades en el pacto verbal. El hilo que nos cohesiona, aseguraba el poeta mexicano, se encuentra en el conjunto de gestos y exclamaciones que nos permiten conectar realidad e imaginación. De ahí que preocuparse por su corrupción no entrañe frivolidad alguna. No se trata de una pueril labor cosmética, ni de un aburrido pasatiempo de académicos. Por el contrario: el lenguaje en estado putrefacto resbala en la ofuscación del pensamiento; en la torcedura y manipulación de las ideas. Y es ahí donde se dibuja con mayor nitidez su importancia.
En México el lenguaje político ha sido ante todo una defensa de lo indefendible. Los ritos y demagogia priístas como una eufemística fachada de un régimen con fuertes rasgos autoritarios y corruptos; los empalagosos balbuceos foxistas como el vulgar maquillaje de una profunda ineptitud e irresponsabilidad política. Pero, más grave aún, es esta diferente forma de descomposición del lenguaje político que se percibe desde hace algunos meses: ya no como un instrumento que oculta la realidad, sino que nulifica el pensamiento. Una relación donde los actores políticos se han rendido a las palabras, y son éstas las que eligen el significado de su entorno. Un lenguaje capaz de crear y pensar por los hablantes.
No exagero. El diagnóstico del presente que exige el país con apremio ha sido nublado por un lenguaje retórico, rijoso, atiborrado de tópicos que embrutecen la inteligencia: pacíficos y violentos; prehistoria y futuro; ricos y pobres; instituciones y pueblo; espurios y legítimos. Este es ahora el vocabulario de la vida social de nuestro país. La complejidad, diversidad y matices de la realidad encapsulada en muletillas prejuiciosas. Y cuya podredumbre ha brincado el cerco de la clase política. Cierto: en la tribuna, la plaza pública, pero también en las sobremesas de café borbotea un vocabulario marcado por el maniqueísmo y el reduccionismo. El lenguaje no como herramienta para formular opiniones y razonamientos, sino como proveedor de prejuicios.
Guardadas las proporciones, este proceso de perversión del lenguaje en su ejemplo extremo fue registrado brillantemente durante la Alemania nazi por el filólogo judío, Víctor Klemperer (La lengua del Tercer Reich, Minúscula, Barcelona, 2001, primera edición en alemán 1947). A salvo de los campos de concentración por estar casado con una mujer aria, este profesor universitario se dedicó desde el ascenso de Hitler a analizar con la ayuda de periódicos, discursos y “literatura” nazi la descomposición del lenguaje alemán. En un texto que destaca por su crudeza, lo más dramático son los pasajes que esbozan la obcecación de la inteligencia de sus colegas y alumnos. Aquellos individuos versados, con los que discutía textos clásicos, pronto engulleron los prejuicios, estereotipos y eufemismos nazis. El lenguaje dejó de ser un utensilio para entender y describir el entorno, y se erigió en un par de lentes monocromáticos que veían una sola “realidad”. Así atacó la enfermedad: el pensamiento corrompió al lenguaje y el lenguaje pervirtió el pensamiento.
En este contexto, superar el desencuentro electoral exige rescatar el lenguaje. Lograr que la realidad y el significado elijan las palabras. Leer la complicada situación política que vive el país y trazar la ruta para sortearla. No se trata de saltar al otro extremo con un acaramelado lenguaje de hermandad y fraternidad. No: lo que urge más bien es un lenguaje que permita retratar con sus matices al contrario. Entender nuestra circunstancia y al adversario.
Reforma Electoral IX
domingo, 23 de septiembre de 2007
El triunfo de la voluntad
Sontag, Orwell y Espada
Censura y autocensura
viernes, 21 de septiembre de 2007
Reforma Electoral VIII
jueves, 20 de septiembre de 2007
Ryszard Kapuscinski
Ryszard Kapuscinski
Esa irrefrenable curiosidad por conocer el mundo lo llevó inevitablemente a poner especial atención en las voces marginadas. Un impulso por diluir la nata mediática y cultural que nos impide conocer esas realidades que, por su miseria e insignificancia, pareciera que no existen. Pero que son imprescindibles para entender nuestro tiempo. Si Edward Said criticó el autismo de Occidente, el periodista polaco se esforzó por ofrecernos una visión más completa de los entornos y matices que componen a la humanidad. Así, al recorrer su obra tropezamos con autoritarismos, conflictos civiles y hambrunas que ha sufrido el mundo subdesarrollado en los últimos lustros. Pero también encontramos una colección de diversas estampas no occidentales sobre el tiempo, la sociedad, el matrimonio, el individuo, el dinero. Exprimir los textos de Kapuściński deshace, pues, el mito de la globalización y la uniformidad cultural. Para bien y para mal, aún existen muchísimas sociedades y culturas disímiles, o diametralmente opuestas, al modo de vida occidental. El mundo globalizado se reduce a un pedazo; un buen trozo, es cierto, pero sólo una porción del planeta.
El poder como fruta
- Cáscara: el estudio clásico de Robert Dahl, Who governs? Democracy and power in an American city
- Pulpa: un viejo libro de Edward Said, Covering Islam. How the media and the experts determine how we see the rest of the world y también de Matthew Crenson, The un-politics of air pollution: a study of non-decision making in the cities
- Hueso: el excelente librito del filólogo Víctor Klemperer, La lengua del Tercer Reich
lunes, 17 de septiembre de 2007
Censura e Internet
- 25 out of 41 countries surveyed showed evidence of filtering;
- Iran, China, and Saudi Arabia not only filter a wide range of topics, but also block a large amount of content related to those topics;
- South Korea’s filtering efforts are very narrow in scope, but heavily censor one topic, North Korea;
- Countries engaged in substantial politically-motivated filtering include: Burma, China, Iran, Syria, Tunisia, and Vietnam;
- Saudi Arabia, Iran, Tunisia, and Yemen engage in substantial social content filtering;
- Burma, China, Iran, Pakistan and South Korea have the most encompassing national security filtering, targeting the websites related to border disputes, separatists, and extremists;
- No evidence of filtering was found in fourteen countries, including Afghanistan, Egypt, Iraq, Israel, West Bank and Gaza, Malaysia, Nepal, Venezuela and Zimbabwe, many of which one might expect to find Internet filtering.
domingo, 16 de septiembre de 2007
Medios y sistema electoral VII
Lukes y Fiss
Ensalada de notas
En cuanto al manejo mediático de la guerra del Golfo Pérsico aquí están los dos libros que les comenté: Triumph of the image. The media's war in the Persian Gulf y The Persian Gulf TV war.
Aquí está el website de la televisión pública de USA: Public Broadcasting Service (PBS), la cual tiene una excelente programación. Encuentro también en link del documental que transmitió esta televisión durante la reelección de George W. Bush: The Jesus Factor. Vale la pena tanto el documental como el contenido que ofrece el website.
Respecto Ben H. Bagdikian, autor del estudio clásico The New Media Monopoly, encuentro su homepage y un artículo que reseña sus investigaciones y preocupaciones intelectuales.El libro de Stefan Zweig que les comenté es Momentos estelares de la humanidad. Catorce miniaturas históricas. El episodio en que se logra conectar las comunicaciones del mundo con un enorme cable que atravesó el Atlántico se encuentra en el capítulo: La primera palabra a través del océano. El cual describe de manera por demás interesante las vicisitudes, retos y magnitud de la aventura que implicó dicho proyecto. El libro es una joya donde podrán encontrar también el momento en que se descubrió el océano Pacífico, el minuto que definió la batalla de Waterloo, etcétera.
Respecto la figura del director de orquesta bien valdría leer un excelente librito de Hans-Klaus Jungheinrich: Los grandes directores de orquesta. En el cual dice lo siguiente sobre el director alemán Herbert von Karajan:
"Ante el atril, Karajan gustaba de la alternancia entre enérgicas iniciativas y un 'vibrar al unísono' en apariencia sonámbulo, en realidad despierto y atento a los sonidos precedentes de la orquesta. Sus movimientos no se enzarzaban en innumerables entradas o directrices, sino que reflejaban los grandes trazos de la música con elegancia y energía. Entretanto, sus gestos han ido disminuyendo y escaseando, aunque, como siempre, están basados en una inmensa tensión de la voluntad." P. 93.
martes, 11 de septiembre de 2007
Medios y sistema electoral VI
lunes, 10 de septiembre de 2007
Más sobre la incertidumbre democrática
Saúl López Noriega
Dios sufre un nuevo embate. Autores como Richard Dawkins, Daniel Dennett, Sam Harris y Mark Lilla, entre otros, publicaron recientemente libros que atacan la irracionalidad y el misticismo del pensamiento religioso. El dardo apunta a su falta de ejercicio autocrítico, su desprecio por las lecciones de la ciencia, así como a su lectura de la vida política en clave mesiánica. El título del libro de Christopher Hitchens es sintomático de la reedición de este viejo belicismo: God is not great: how religion poisons everything.
Sobra mencionar que la religión, ciertamente, se presenta como un monolito sin fisuras reflexivas, compuesto de dogmas inmunes al examen científico y que su fusión con la política resulta explosiva. Pero el asunto no es tan simple. No hay que olvidar que las sociedades seculares se asientan sobre una dramática tensión; un cruel dilema ubicado en el corazón del mundo occidental moderno: por un lado, la inevitable incertidumbre que resulta de someter a crítica los fundamentos mismos de la sociedad y, por el otro, la necesidad de certeza que provee cualquier forma de expresión religiosa.
Esto se debe a que el signo que define el arribo de la Ilustración y de la democracia es la posibilidad de someter a escrutinio cada uno de los ingredientes sociales: el poder, la religión, el conocimiento, la ley… La aceptación de la falibilidad humana y la apuesta por la libertad individual exigieron el recurso del relativismo de valores y el respeto al pluralismo de las opiniones. La libertad de cada uno para escoger este o aquél código moral, religioso o filosófico. Esto ocasionó que la sociedad democrática dejase de contestar la pregunta esencial de la condición humana: ¿por qué y para qué venimos al mundo, cuál es el sentido de nuestra existencia? O, lo que es lo mismo, permitió que hubiese muchas respuestas, diluyendo la arquitectura de una sociedad diseñada a partir de reconfortantes principios inexorables.
Esta pulverización de los absolutos, sin embargo –y aquí es donde surge la irresoluble contradicción- no hizo desaparecer las necesidades psíquicas que satisfacían: hambre de totalidad y sed de comunión. La necesidad del hombre de pertenecer a un todo que avance con rumbo claro y que resuelva el acertijo de su existencia; satisfaga su insaciable anhelo de explicaciones totales, mitos y profecías con garantías. Se trata, como bien ha señalado George Steiner, de una profunda e inquietante nostalgia del absoluto. Cuyos intentos por satisfacerse abarcan el surgimiento de seudo-religiones como la astrología, la cienciología y la macrobiótica, pero también construcciones muchas más elaboradas y peligrosas que, curiosamente, nacieron con diferentes propósitos. Tal es el caso del marxismo, el fascismo, e inclusive en ciertos momentos, el progreso y el racionalismo. Aquí nos encontramos con concepciones del mundo seculares que adoptan el molde religioso y se erigen en absolutos, con las importantes consecuencias que esto implica: la renuncia a la libertad y al entendimiento de la realidad pero, al mismo tiempo, el brote de certeza y tranquilidad propio de un orden preciso de las cosas.
El lector, vale subrayarlo, no está frente a un alegato a favor de la religión ni en contra de la sociedad secularizada. Nada más lejano a ello. Más bien se trata de contemplar la estampa completa. La democracia moderna, al edificar las condiciones para el desarrollo de la libertad y el conocimiento, aguijonea también la necesidad del hombre por un orden social regido por absolutos que le ayude a contestar preguntas esenciales que la modernidad simplemente ni intenta resolver. Y este no es un asunto menor. Como bien decía Octavio Paz, el problema “no es matar a Dios, sino no encontrar en la no existencia de Dios una nueva certidumbre.”[1]
Medios y sistema electoral V
La competencia democrática de México se adulteró a unos años de nacida porque se trasladó y se hizo completamente dependiente de los grandes medios de comunicación electrónica, lo que a su vez desató el resto de nuestras peores enfermedades políticas: 1) el encarecimiento imparable de las campañas; 2) un debate político que se empequeñece hasta volverse ramplón desfile de spots; 3) la pendiente que obliga a los políticos a lanzarse cada tres años en busca de más y más dinero —no importa quien o quienes los financien— para costear sus largas y mediáticas contiendas, lo que fomenta decenas de incentivos para una corrupción sistémica, 4) el condicionamiento de las televisoras y radiodifusoras a los actores involucrados (una compra masiva de spots garantiza la aparición en noticieros; si los políticos toman las decisiones convenientes, los contemplarán millones a través de las frecuencias así favorecidas), y lo peor, 5) los intereses mediáticos hicieron rendirse al Ejecutivo —recuerden el decretazo de Fox—, y al Congreso mismo, capturando la función legislativa y provocando increíbles normas al modo de sus planes de expansión —allí están las malhadadas leyes de Telecomunicaciones y la de Radio y Televisión.
sábado, 8 de septiembre de 2007
Los medios ante las nuevas tecnologías
- El periodista catalán Arcadi Espada, al analizar el caso del periódico El País que se negó recientemente a publicar un texto de Fernando Savater, reflexiona sobre la imposibilidad de censurar el periodismo digital.
- Fernando García Ramírez, a partir de su experiencia como coordinador de Lupa Ciudadana, analiza el potencial del Internet para fiscalizar los poderes públicos.
- Por su parte, Ramón Cota Meza subraya la relevancia de entender los nuevos cambios tecnológicos para diseñar una regulación adecuada de los medios de comunicación.
- Por último, encuentro varias notas del New York Times, BBC, La razón y El mundo respecto el debate realizado a través Youtube de los precandidatos demócratas en Estados Unidos. Y aquí está el link para ver este debate.
viernes, 7 de septiembre de 2007
Coetzee y la censura
"En Polonia, la censura pasó por sus propias fases de deshielo y congelación, algunas siguiendo el ejemplo de la Unión Soviética, otras en respuesta a acontecimientos sucedidos en la propia Polonia. Durante la década de 1970 el control fue especialmente rígido, y los censores realizaron unas diez mil intervenciones. La medida en que se controlaba desde arriba no solo la vida cultural, sino también el flujo cotidiano de información, salió a la luz en 1977, cuando uno de los empleados del aparato sacó clandestinamente del país una colección de directivas ministeriales. De aquellos documentos -que tiempo después se publicaron formando lo que se llamó el Libro Negro- se desprendía que las figuras culturales a las que el régimen no tenía en buen concepto eran tratadas según unas normas rigurosamente definidas. En los casos más extremos -como el del filósofo Leszek Kolakowski- no se permitía ninguna mención del nombre del infractor, ni ningún comentario favorable a su obra. En una segunda categoría (en la cual figuraban Czeslaw Milosz y Alexandr Wat) no se podía hacer mención a ellos sin la aprobación previa y específica del ministerio; en los medios de comunicación populares (radio, televisión, prensa) la prohibición tenía que ser total. Una tercera categoría, más benévola, limitaba la mención a las publicaciones académicas. En 1976, Zbigniew Herbert, junto con otros treinta y seis intelectuales que habían protestado contra ciertas enmiendas a la Constitución, fue incluido en la lista negra: su nombre no debía mencionarse sin la aprobación de la autoridad." p. 182.
Medios y sistema electoral IV
miércoles, 5 de septiembre de 2007
Elias Canetti
martes, 4 de septiembre de 2007
Medios y sistema electoral III
- reducir el financiamiento público de las campañas electorales en un 70% cuando se renueve únicamente la Cámara de Diputados, y en 50% cuando se renueve el Poder Ejecutivo y ambas cámaras del Congreso;
- disminuir el gasto público para actividades ordinarias de los partidos a fin de que éstos no sigan creciendo indiscriminadamente;
- acortar la duración de las campañas presidencial, de senadores y de diputados;
- fortalecer la facultad del IFE para dirimir controversias electorales;
- renovar de forma escalonada a los consejeros y magistrados electorales;
- impedir que actores ajenos a los procesos electorales incidan en sus resultados a través de los medios de comunicación; y,
- elevar a rango constitucional las regulaciones a que debe sujetarse la propaganda gubernamental.
lunes, 3 de septiembre de 2007
domingo, 2 de septiembre de 2007
Medios y sistema electoral II
"La segunda perversión grave, señalada en los materiales del IFE, tiene que ver con el creciente impacto de los medios de comunicación masiva en la configuración de los perfiles de los candidatos y, por ende, en su capacidad de éxito. Como ha señalado reiteradamente el IFE la normatividad vigente es débil frente el poderío de los medios. El monitoreo de la propaganda política es un gran avance, pero queda claro que hay un ámbito de discrecionalidad en el manejo de los medios, sobre todo en las notas informativas, que pueden determinar el destino de una campaña.
El fenómeno está siendo observado con gran detenimiento en las campañas federales, pero las historias locales pueden ser igual de dramáticas o incluso más grave. Esto nos conduce a un tema abordado frecuentemente por el Consejo General del IFE, en particular por su consejero presidente, en el sentido de que la vinculación entre el poder económico y el poder político cruza por los medios de comunicación masiva y pervierte.
Como si esta perversión fuera poca cosa debemos añadir el indignante costo de las campañas encarecidas por el creciente uso de los medios de comunicación. En mi opinión debemos encaminarnos a un esquema similar al de varios países europeos en el cual sea la autoridad la encargada de comprar y de asignar los tiempos en radio y televisión. En un país con las carencias del nuestro es verdaderamente ofensivo que un altísimo porcentaje de los recursos públicos destinado al financiamiento de las campañas termine en bolsillos privados."